ESPACIO PÚBLICO Y PAISAJE CULTURAL
Del Mega-equipamiento a la Chiwiña
Franklin Ayala Monroy
Ramiro Zalles Pinell
1. INTRODUCCION
En
este último tiempo, en las ciudades bolivianas y específicamente en la ciudad
en La Paz, viene presenciando un cambio y transformación paulatina, no solo de
la ciudad y sus espacios, sino de su equipamiento urbano como resultado de una
serie de fenómenos sociales, culturales y tecnológicos.
Debemos
tomar en cuenta la relación entre la modernidad, la cultura urbana, el
surgimiento de la esfera pública y el ejercicio de la ciudadanía, está claro
que tales transformaciones sientan las bases de una nueva forma de organización
social que se traduce en la conformación urbana.
De
entre todas estas transformaciones quizás la más notable, dramática y
emblemática sea la modificación sustancial del espacio social a causa de la
apropiación del espacio público por manos privadas, ya sea por el comercio
formal o informal (produciéndose la apropiación de los espacios públicos) o por
inversión pública-privada, transformando el rol de este espacio público al
dominio privado.
Desde
esta perspectiva, La Paz es el escenario de lo imposible, desde una imagen
urbana colgada de una geografía accidentada, al paisaje cultural de sus laderas
y la apropiación social de su espacio público de formas tan particulares y
divergentes que van de la marcha y la protesta a la fiesta y el folclore, del
comercio informal al conglomerado de tráfico automotriz y peatones que se
mueven por sus estrechas arterias como un espeso fluido.
En
este gran teatro, acontece cada día una historia diferente pero similar, la del
espacio público como espacio libre, a diferencia de otras urbes, en La Paz,
este se transforma en espacio de expresión.
Sin
embargo en los últimos años la inversión pública y privada ha impulsado la
construcción de mega equipamientos que no son asimilados del todo en el
imaginario social del habitante de La Paz. Incrustándose en el tejido urbano más
como ostentosos apéndices que como necesarias infraestructuras.
Esta
transformación consiste, en la apropiación y la aparición de nuevos espacios
que han venido a ocupar el lugar del espacio público, que han pasado a gobernar
el espacio social y cultural, afectando con esto la vida cotidiana y el
relacionamiento social, otros factores determinantes para esta transformación
viene a ser la cultura, el que hacer de la política, y el uso y la aplicación
de las técnicas y tecnologías del cuerpo y a esto podríamos decir que se suma
el imaginario social
La
necesidad de análisis se hace imperiosa, pero desde lo visual y lo fenomenológico,
desde el tránsito y la escala humana más que desde el acolchado escritorio en
la altura intelectual. Por lo tanto
nuestra estrategia es de inmersión en ese fluido humano que circula por la
urbe, para desde allí, poder tener la perspectiva del habitante.
2. UBICACIÓN GEOGRÁFICA
La
Ciudad de la paz se encuentra a 3600 metros sobre el nivel del mar, en una
hoyada que abren los valles de varios ríos en medio del altiplano cerca del
lago sagrado, por eso se convierte en parada obligada del gran flujo de
turistas que ingresan al país. Su temperatura es baja y su clima frío, pero más
aún, su geografía ha acomodado el extenso crecimiento que conglomera a más de
un millón y medio de habitantes entre El Alto, El Centro y El Sur,
convirtiéndola en la segunda metrópoli de nuestro país, pero con
características muy particulares que la diferencian de las demás. En este
sentido, como señala Roberto Fernández[1], “…lo cultural
es indivisible de lo geográfico en Latinoamérica…” y bajo esta óptica
geo-cultural, la ciudad de La Paz ofrece fenómenos únicos e irrepetibles.
3. BREVE RESEÑA DEL CRECIMIENTO DE LA CIUDAD DE LA PAZ
La administración de la Real Audiencia de
Charcas, dependiente del Virreinato del Perú, según A. Cuadros[2],
estableció las condiciones necesarias para mantener en raya a las siguientes
revueltas, afirmando definitivamente la supremacía de la corona sobre los
territorios conquistados. Muchas ciudades se fundaron en el altiplano andino,
fundamentalmente debido a su condición minera, y poco a poco otras tantas, a lo
largo de dos siglos hasta ocupar el oriente del actual territorio nacional.
La estructura
implementada por los españoles para el trazado urbano de de las nuevas ciudades
fue el más simple, pero también el más efectivo. El Damero español tuvo la
posibilidad de implantarse sin las restricciones que tenía en Europa dadas las
condiciones de Tabula Raza, que los españoles encontraron en muchos de los
lugares de fundación, proporcionándoles ventajas urbanas y militares al mismo
tiempo, por un lado el damero permitía un distribución perfectamente equitativa
del terreno para los colonizadores, los manzanos de aproximadamente 80 x 80 MT.
(equivalentes a cien varas castellanas), fueron divididos en cuatro, generando
lotes de 1600 m2 ,
los cuales le permitían al colonizador tener una parcela agrícola que sustente
a la vivienda en caso de sitios y revueltas. Por otro lado las Plazas de Armas
fueron ubicadas en lugares estratégicos, desde donde fuese posible dominar por
completo la ciudad y movilizar tropas rápidamente, las extensas perspectivas
generadas por las calles trazadas a cordel permitían divisar al invasor de la
ciudad ni bien fuesen traspasadas las murallas de la misma, otorgando ventaja
al ejército español que movilizaba rápidamente caballería, infantería y
artillería por las calles sin quiebres. Al exterior de la muralla, se extendió
como en todas las ciudades españolas, la ciudad de los indios, un asentamiento
precario, no planificado, y que creció junto con el esplendor de las ciudades
españolas como un apéndice de miseria. Una vez fundada la ciudad española se
establecían alrededor de la plaza principal los tres poderes coloniales, el
Cabildo, la Iglesia Matriz
y el Cuartel de Milicias, fortificada la ciudad mediante murallas y puentes
protegidos, las otras órdenes dependientes de la iglesia católica ocupaban
tanto la ciudad española como la ciudad indígena, razón por la cual abundan
iglesias muy próximas en las inmediaciones de todas las plazas principales de
las ciudades fundadas por los españoles.
En cuanto a la ciudad
de La Paz , así
como a las otras ciudades del territorio americano, la estructura urbana
impuesta es evidente hasta nuestros días. Si bien la mayoría de los
historiadores asumen el sitio de fundación de la ciudad como la antigua plaza
de Churubamba (hoy Alonso de Mendoza), De Mesa y Gisbert[3],
atribuyen esta condición a la actual plaza Murillo, para dicha afirmación
existen dos razones fundamentales: Primero, se supone que en las inmediaciones
de Churubamba existía un asentamiento precolombino, al que si bien la tradición
oral le atribuye condiciones muy precarias, en consideración del nombre del
sitio “Chuquiyapu Marka”, en alusión al lavado de oro en el río principal del
sector, podemos intuir que esta supuesta aldea no fue ni tan pequeña ni tan
precaria, razón por la cual los españoles decidieron trasladar el asentamiento
principal desde Laja hasta la hoyada paceña, ocupando por lo tanto la rivera
oriental del Choqueyapu debido al asentamiento precolombino existente en
Churubamba; Segundo, De Mesa y Gisbert aluden a los registros del Cabildo tanto
la estructura de damero trazada por el alarife Juan de Paniagua como la cédula
real otorgada a los Mercedarios para edificar su iglesia a una cuadra de la
plaza principal de la ciudad española.
La
ciudad de La Paz fue desde sus orígenes una urbe de tránsito y comercio en el
eje económico formado por los puertos, primero de Lima y luego de Arica,
convirtiéndose en la escala obligada de productos que llegaban desde la costa a
la Real Audiencia de Charcas y la parada de los derivados de la minería en
tránsito hacia los puertos del pacífico. Esto les otorgó a sus habitantes el instinto
comercial que se ha convertido a lo largo del tiempo, en estrategia de
supervivencia y desarrollo económico ante la ausencia de políticas públicas que
le aseguren un empleo fijo.
4. EL ESPACIO PÚBLICO COMO ESPACIO DE EXPRESIÓN
Realizar una
reflexión sobre el espacio público obliga a pensar en este como recurso, como
producto y como práctica (social, política, simbólica). La apropiación y
utilización particular del espacio materialmente y simbólicamente.
De manera
curiosa podemos percibir que los espacios públicos, por lo general abiertos,
que son resultantes de los espacios del remanente que deja el crecimiento de
las estructuras urbanas, pueden convertirse en el instrumento para el
ordenamiento de las ciudades a través de su reconstrucción y recualificación.
En el ámbito
cultural, este sistema se compone de una variada gama de espacios de diversa
definición: usos tamaños, proporciones, tratamientos, características naturales
y grados de culturización, etc. Constituyéndose este en elemento relevante, de
aquellos elementos que conforman los recursos espaciales y de uso disponibles
para la vida social: plazas, calles, parques, etc.
Los diferentes
modos a que recurre esta articulación producen calidades espaciales diferentes
en términos de paisaje, impacto visual y actividades: desde calles definidas
como largos corredores, secuencias de edificios uno al lado del otro, por lo
general bastante altos, que sólo pueden dar respuesta a las necesidades del
flujo vehicular o un mero desplazamiento peatonal, hasta la propuesta más
atractiva de generar circuitos o fluidos, mediante una organización de
edificios variada, que genere contrastes entre llenos y vacíos, espacios de
transición, etc., donde el estar y el encuentro constituyan una alternativa
posible, más aun, en nuestra urbe podemos apreciar que este proceso toma más carácter
debido a que como se constituye en el centro político del país, por esto el
espacio público se constituye en un elemento vital cultural para la expresión y
el encuentro, que va desde la protesta, el comercio y la danza, pero sobre
todo, la transgresión.
También la
existencia de espacios interiores que, tanto como los exteriores, permiten y/o
proponen ámbitos con características físicas aptas para convocar, realizar
espectáculos, incluso manifestar, pero sólo los espacios públicos exteriores,
son los que garantizan este encuentro colectivo, con carácter libre y gratuito,
para la gente, espontáneo, desordenado, efímero
y simultáneo.
5. LA CONDICION MUTABLE DEL ESPACIO PUBLICO Y SUS
APOPIACIONES TEMPORALES
En este
escenario, el espacio público adquiere condiciones mutables que alternan
diversos usos y apropiaciones temporales a lo largo del día, durante algunos
días de la semana y algunas semanas al año. Estas van desde las entradas
folclóricas de fechas específicas a las diversas ferias como Alasitas o la de
navidad, hasta ferias de comercio de abarrotes que ocupan por días diferentes
calles. Culturas y Tribus urbanas que invaden el espacio de lo formal a lo
informal (mejor dicho al comercio callejero), junto con la inseguridad
ciudadana y la criminalidad luego del término de la jornada laboral y que se
prolongan hasta la madrugada.
Entre los
ejemplos notables se encuentran algunas calles de ancho de vía estrecho y que
trepan por la topografía de la ladera oeste de la ciudad. Su origen comercial
se remonta la década de los años 60 del
siglo XX, a partir de este momento y sobre todo por la presencia de
equipamientos de transporte terrestre interdepartamental e internacional, como
son la Estación del Ferrocarril y la actual Terminal de Buses, proporcionaron
la infraestructura necesaria para la llegada y distribución de muchos productos
que modificaron la base económica de la ciudad.
Fortalecido el
comercio y la exportación con el puerto de Arica, se inicio la llegada de
productos importados, especialmente de China, Taiwan y en menor medida desde
países vecinos. Esta llegada de productos, sobre todo en el campo textil
provocó la caída de varías fábricas dedicadas a la producción de los mismos en
las inmediaciones de los equipamientos de transporte antes mencionados. El
resultado fue la formación de vacíos urbanos, terrenos vagos y residuales que redujeron
considerablemente la actividad de la zona y que, a la larga, marcaron también
el abandono del ferrocarril cuando el contrabando de estos productos se hizo
más eficiente por el transporte pesado de camiones.
El flujo de este
contrabando se asentó en las proximidades de estos equipamientos de transporte
sobre la ladera oeste. Se iniciaron como tiendas pequeñas en algunas viviendas
conglomeradas por clanes familiares y poco a poco fueron ocupando estas calles
hasta hacerlas inaccesibles al paso vehicular, en la actualidad su frecuencia
de uso vehicular se ha reducido a uno o dos días a la semana, que coinciden con
la llegada de productos hacia los numerosos depósitos de la zona, el resto del
tiempo estas vías se han peatonalizado y en el medio de las mismas se ubican
puestos de venta fijos, que han sido adquiridos a las asociaciones civiles de
los comerciantes a un costo muy elevado.
La efectiva
práctica comercial pronto invadió calles aledañas que otorgaron servicios
complementarios al contrabando, completando la venta de electrodomésticos con
víveres, alimentos, servicios y otros que hacen de este sector de la ladera
oeste una zona comercial compacta y densa, en donde las reglamentaciones
urbanas de tráfico y circulación se han visto obligadas a adaptarse y asimilar
los fenómenos socioeconómicos existentes.
No obstante esta
apropiación, que de inicio fue efímera y ahora es permanente, trasciende estos
límites y ocupa en la actualidad diversas arterias importantes del centro de La
Paz convertidas en un comercio informal flotante que ha rebasado los mecanismos
de control y finalmente ha sido asimilado dentro de un “régimen impositivo
simplificado”, que “legaliza” a medias su condición mediante el pago de un
impuesto simbólico asignado al sector gremial, en el cual se refugian los
contrabandistas y sus distribuidores, colocando en una misma categoría a la
vendedora de dulces y al comerciante de refrigeradores, lavadoras y
televisores. Por supuesto el resultado espacial es una ocupación informal e
irregular de las vías de la ciudad.
Sin embargo la
manifestación más importante de esta apropiación mutable del espacio público se
encuentra en la ciudad de El Alto, en ella durante dos días a la semana, los
jueves y domingos, cientos de calles que cubren millones de metros cuadrados
son ocupados por el comercio libre más importante de Latinoamérica. Sobre la
Avenida 16 de julio y muchas cuadras a su alrededor se encuentran muchas calles
especializadas en el comercio de artículos tan insignificantes como pernos y
tornillos, pasando por la ropa usada americana hasta la venta de automóviles,
buses y camiones.
Como refleja una
nota de Mónica Oblitas en de “El Deber” de Santa Cruz, domingo 22, julio de
2007:
La
feria de la zona 16 de Julio, en El Alto, se encuentra ubicada sobre el lugar
de mayor espiritualidad de los Andes: un eje de líneas desde Potosí, Tiwanaku,
el lago Titicaca y Cusco. La afirmación, hecha por el sociólogo alteño Simón
Yampara, es parte de un libro que recientemente se publicó con el apoyo del
PIEB y quiere explicar un poco el porqué de esa atmósfera tan singular que
envuelve al mayor mercado del país. Cada
jueves y domingo, miles de personas suben las laderas de ‘la hoyada’, o llegan
a través de las enredadas calles alteñas a lo que se ha convertido en uno de
los más afamados atractivos turísticos que tiene la metrópoli aymara: 'la 16',
como popularmente la llaman.
Tamaño
La feria abarca 335 hectáreas y está ubicada en la zona 16 de Julio de la ciudad de El Alto. Es la más grande del país.
La feria abarca 335 hectáreas y está ubicada en la zona 16 de Julio de la ciudad de El Alto. Es la más grande del país.
Rutina
Funciona desde la década de los años 60, pero fue en los 80 que se acrecentó. Hoy en día concentra a casi 40.000 comerciantes, la mayoría mujeres, que llegan también desde el interior del país. No tienen una organización que los aglutine y vanos han sido los intentos de las autoridades por ordenarlos.
Horarios
Se arma los jueves y domingos. Empieza temprano, casi de madrugada, y se acaba hasta entrada la noche.
Origen
Tiene su origen en los tambos de la Colonia, donde además de los alimentos, también se vendían otros productos. Aunque no es muy frecuente, aún se da el trueque entre los mismos vendedores.[4]
6. LOS MEGA-EQUIPAMIENTOS, LA ABANDONADA EXPRESIÓN DE
LO PRIVADO
En el diario transcurrir, el hombre
necesita tener noción de su posición con relación a lo que lo rodea, necesita
tener sentido del lugar que le permita reconocer su pertenencia. Este sentido
de pertenencia, identidad es compartido con los demás y en todas partes.
Pero, en el vertiginoso cambio que
se ha producido en el centro y la periferia de nuestra ciudad, bajo esa visión
globalizante de agente urbano, está transformando también una visión y forma de
vida de la ciudad occidental aymara, con equipamientos que han cambiado
principalmente la escala de la forma cultural del hacer del comercio
transformando escalarmente el uso de la chiwina artesanal, los mercados
indígenas, a una mega estructuras importadas o como algunos las denominan
formas neoliberales, que en nuestra ciudad han marcado una nueva época en el
desarrollo y principalmente de la forma de vivir del otro gran numero
mayoritario de habitantes de visión.
Las
modificaciones producidas han sido tan sustanciales en algunos casos
interrumpieron la comunicación normal entre los espacios públicos y su
comunidad:
El proceso de
desarrollo y el crecimiento desmedido de edificaciones ahora con mayor altura y
con importantes densidades, en horas pico y vacio posterior; ritmo acelerado de
la actividad, alto tráfico, tendencia a la tugurización del centro y sub-urbanización
de la periferia; privatización, segregación, descuido, inseguridad y abandono.
La tendencia a
la privatización y segregación, aislamiento por inseguridad de algunos sectores
de la comunidad haciéndose eco de una concepción privatista de la vida urbana,
no sólo ha contribuido a mermar la participación del espacio público en algunos
casos, sino también en la conformación de una identidad colectiva de los
habitantes de esta ciudad sino que ha aumentado, por su percepción de vacio e inseguridad,
perdiendo por ende su significación.
En esto, resultamos responsables todos los actores: desde la reacción de los planificadores que llegan con normativas a rezago de estos cambios, cuando en realidad debieran anticiparse; la gestión pública que escasamente se hace cargo de estos espacios; la imposición de privilegiar el dominio del vehículo por sobre los peatones privando el desarrollo de actividades propias de lugares como plazas y parques simplemente porque en estas condiciones resultan inaccesibles; las comunidades que consideran que estos espacios son patrimonio del Estado y no reconocen su propia participación en el diario "hacer" de la ciudad.
En esto, resultamos responsables todos los actores: desde la reacción de los planificadores que llegan con normativas a rezago de estos cambios, cuando en realidad debieran anticiparse; la gestión pública que escasamente se hace cargo de estos espacios; la imposición de privilegiar el dominio del vehículo por sobre los peatones privando el desarrollo de actividades propias de lugares como plazas y parques simplemente porque en estas condiciones resultan inaccesibles; las comunidades que consideran que estos espacios son patrimonio del Estado y no reconocen su propia participación en el diario "hacer" de la ciudad.
Es en este
panorama que aparecen en la ciudad grandes equipamientos, Mega equipamientos
que la globalización implanta en todas las ciudades de crecimiento acelerado y
que al sobrepasa el millón de habitantes se convierten en bisagra económica de
gran escala.
Estos
equipamientos genéricos, son conformados principalmente por tres componentes
básicos, la playa de estacionamientos (o su equivalente, el parqueo en varios
pisos), el patio de comidas y el multi-cine, al cual se suman locales
comerciales de diferentes tamaños que son alquilados a precios mucho más
elevados que los de la zona. Recientemente en La paz y en otras ciudades de
Bolivia se han construido estos Complejos Comerciales que aglomeran a las
familias durante el fin de semana, y a una gran cantidad de jóvenes durante el
resto de la semana.
Sin embargo, la
efervescencia económica parece ser solo aparente, entre las señales de esta
burbuja económica se encuentran los cambios de políticas de uso y funcionamiento
en corto tiempo, por ejemplo, desde su inauguración, muchos de estos
equipamientos ofrecieron sus estacionamientos sin costo, sin embargo a los
pocos meses se dieron cuenta de que muchos de sus visitantes, especialmente los
más jóvenes, solamente iban de paseo, se estacionaban durante horas y no
consumían absolutamente nada, como consecuencia se inició el cobro por el uso
del parqueo, siendo este tal vez tan efectivo económicamente como la principal
atracción que es el multi-cine. Otro de los indicadores de la burbuja económica
es el hecho que durante la semana, el personal de diferentes entidades
financieras y servicios que ofrece el equipamiento, almuerzan en el mismo, pero
no consumen alimentos en el patio de comidas, llevan sus propios alimentos y
los consumen en las mesas del mencionado patio. Por otro lado, las funciones de
cine se llenan el fin de semana y los días de promoción, el resto de la semana
uno puede asistir a una función casi privada por la ausencia de público.
Todo esto
demuestra un comportamiento por demás intrigante, sobre todo considerando que
por lo menos en La Paz, el Megacenter ocupa terrenos de propiedad del Ejército
en comodato por 30 años, luego de los cuales pasará la tutela a su propietario
inmobiliario, ¿será posible que antes de esos 30 años este equipamiento quede
abandonado?, y si es así, entonces, ¿Dónde está o a dónde va el supuesto
beneficio económico?, sobre todo considerando que el mismo consorcio
internacional planea la construcción de otro “Mega” en la ciudad de El Alto.
Pero, además de
estas iniciativas privadas, en otros sectores de la ciudad se han construido
versiones más modestas y sencillas de equipamiento de abasto bajo la iniciativa
pública. Recientemente el Gobierno Municipal ha concluido la construcción de 2
grandes mercados, el nuevo Mercado Lanza y el Mercado Camacho.
Ambos
equipamientos tuvieron un prolongado tiempo de gestación, se desarrollo la
negociación con los comerciantes en paralelo a la construcción de los mismos,
sin embargo, a pesar de la imponente magnitud y derroche arquitectónico,
aparentemente también generan una burbuja económica que puede reventarse
fácilmente. Como indicadores de esta sospecha podemos mencionar por ejemplo que
los puestos comerciales fueron vendidos a costos por demás elevados a los
gremialistas, más o menos a razón de 1000 $us/m2, por otro lado, cada puesto
debe tener un medidor de electricidad independiente y cancelar su consumo
además de una cuota de mantenimiento. Pero lo más llamativo es el hecho de que
estos equipamientos se encuentran vacíos la mayor parte del día y de la semana.
Una vez más
surgen las dudas, ¿será que los puestos comerciales cerrados solo se usan como
depósitos del comercio informal en las calles?, ¿Por qué se encuentran vacíos
los locales del patio de comidas?, o es que el comedor popular tiene evidentes
ventajas sobre el mismo por costos y ubicación, y finalmente, ¿era realmente
necesaria la construcción de estos mega-equipamientos?, o fue mera coincidencia
que ambos se pusieran en funcionamiento muy cerca de las elecciones
municipales, junto con los puentes trillizos y otras obras de gran envergadura.
7. LOS MICRO-COMERCIANTES, LA EFERVECENTE EXPRESIÓN DE
LO PÚBLICO
A la sombra de
estos mega-equipamientos circulan los comerciantes informales y las enormes
cantidades de compradores callejeros que sostienen esta actividad económica.
Tradicionalmente ubicados en Chiwiñas[5], estos
comerciantes han territorializado el espacio público y la calle, adueñándose de
ella y ocupándola de manera itinerante pero persistente en el tiempo. La
vitalidad de estas estructuras temporales, que contrastan con la
infraestructura de los nuevos mercados, multi-cines y plazas de comida, hace de
la calle el mayor mercado y el más eficiente.
La ausencia de
datos sobre el sector informal hace que en el “régimen simplificado” se
escondan grandes comerciantes del contrabando, sin embargo, este comercio
flotante va desde la tradicional Chiwiña, a los niños que suben en los micros
para vender dos dulces luego de desplegar un elaborado discurso.
Entre este
comercio es por demás interesante la temporalidad ligada a la ocupación
espacial, por ejemplo, en otra calle comercial de la cuidad, la Tumusla, existe
de manera manifiesta un fenómeno itinerante mejor identificado que en otros
sectores. Allá se ubican desde horas de la madrugada las llamadas “mañaneras”,
comerciantes al por mayor que ocupan esta calle hasta la salida del sol y un
poco más, comercian con las mismas vendedoras del sector y con la gente que
sabe de sus ofertas y se aproxima para obtener mejores precios, luego abandonan
el mismo y ceden el espacio a las vendedoras “oficiales” de la calle. Pero
entre ellas también se da una rotación interesante, ya que durante algunas
horas de la mañana se ubican en los puestos las vendedoras de mayor edad, las
abuelas, luego son remplazadas por la generación siguiente, las hijas, que
ocupan el puesto en horas de la tarde y finalmente, cerca del atardecer
aparecen los varones en compañía de algunos de los hijos. Es decir que, en los
roles de la familia esta ocupación espacial también juega un papel importante
en la definición de las labores y responsabilidades dentro de la actividad
económica principal.
8. LA ECONOMIA URBANA Y LA SUPERVIVENCIA DIARIA
Mientras el
modelo de privatización se reproduce y es aceptado en el contingente humano,
origina y hace que se vaya aumentando la
concentración del espacio comercial, la calle en este caso cambia su rol y se
privatiza la economía pequeña aflora desmedidamente.
El espacio
público que se materializa con la edificación del entorno, se sostiene con su
calidad ambiental y usos, los cuales deben estar garantizados por la gestión
pública y la comunidad que se apropie de él, aún en su confusión rica y
desordenada, expresión de la convivencia.
Los espacios
públicos legítimos, aquellos que son producto de sus residentes, de imagen
propia a lo largo de sus tiempos, necesitan de la comunidad que se apropie de
ellos en la nueva visión humanizada de la ciudad y no así en el impune y
desmedido usufructo comercial.
En el mejor sentido, la comunidad que se apropia del espacio público de su ciudad, lo cuida y transforma como propio o bien público. Es en este espacio público transgredido en donde la movilidad de personas y recursos adopta estratos definidos como sistema de aprovechamiento masivo de las potencialidades del territorio.
Por lo tanto,
aquella práctica inicial de supervivencia ante las asimetrías económicas de los
modelos neoliberales, es enfrentada desde la articulación de diversos estratos
productivos y servicios ofertados en la búsqueda del intersticio más que del
nicho de mercado, obteniendo un micro modelo económico altamente resistente a
las burbujas de la economía globalizada.
9. CONSIDERACIONES FINALES, ¿LA CIUDAD COMO PISO
ECOLÓGICO?
La
particularidad del habitante del occidente del país, deriva de la vivencia de
su cultura, las formas de vivir y convivir, estas claramente delimitadas por
una condición de escalaridad y temporalidad que en la mayoría de los casos
obliga a la búsqueda de mejores condiciones, determinadas por la ubicación
geográfica o el nivel de piso ecológico. La mirada está dirigida a un mejor
aprovechamiento de las partes bajas pero siempre alimentadas del alto, este
progresivo descenso denota el progreso, pero este descenso paulatino está
fuertemente ligado a su sentido de pertenencia e identidad.
En este sentido
la apropiación de la ciudad es similar a la que se dio durante el periodo
precolombino en diferentes civilizaciones como la Tiwanakota y la Inca, el
aprovechamiento del estrato diferenciado como piso ecológico. Durante el
desarrollo de estas culturas este movimiento comercial, de abasto y por
supuesto, político fue uno de los componentes claves en el desarrollo
expansionista de ambas culturas. Este mismo tipo de aprovechamiento
estratificado se presenta hoy en la ciudad mediante una movilidad metropolitana
campo-ciudad y a nivel de metrópoli en una movilidad entre diferentes zonas,
que coinciden con este criterio de fortalecimiento económico mediante la
diversidad de pisos. Es por esto que las clases media y en especial los
comerciantes, mueven sus bienes entre diferentes propiedades de El Alto, el
Centro y el Bajo, más aún, en los últimos años se viene dando un fenómeno de
repetición de la economía “informal” en los sectores más formalizados del
comercio de la zona sur.
Por lo tanto
podemos afirmar que estas formas de apropiación espacial, son en resumidas
cuentas, mucho más productivas y eficientes que los mega-equipamientos de
inversión público-privado, porque se adaptan mejor a este contexto geo-cultural
marcado por la estratificación preexistente, reforzada por el instinto
comercial innato a las clases medias. Es más, podemos afirmar que el modelo
andino de apropiación, se expandirá sin mayores problemas a las tierras bajas,
fundamentalmente porque el criterio de “piso ecológico” mantiene intercambio y
comunicación constante entre grupos gremiales y clanes familiares, cuyas
potencialidades trascienden países y fronteras en afán de superación.
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Paz-Bolivia, 2006
[1]
FERNÁNDEZ, Roberto; “El Laboratorio Americano”; Editorial
Biblioteca Nueva, Madrid-España, 1998
[2]
CUADROS, Álvaro; “Ciudad y Territorio”; Asociación de Ex
Becarios en Holanda, La
Paz- Bolivia , 1994, Capítulo 2, Pag. 55
[3]
De MESA, José; GISBERT, Teresa; “Monumentos de Bolivia”;
Editorial Gisbert; La
Paz-Bolivia ; 2002, Cap. 3 , pag 63
[4]
http://www.eldeber.com.bo/extra/2007-07-22/nota.php?id=070720231023
[5]
Estructuras temporales para el comercio de diversos productos que se arman en
pocos minutos y que están compuestas por 2 soportes de fierro tubular en forma
de cruz cubiertos con una lona y que se apoyan, a manera de sombrilla, con un
soporte central en dos o más piedras sobre el suelo, esta forma tradicional de
comercio que originalmente tenía soportes de madera y que se armaba sobre un
awayo en los patios de intercambio de los desaparecidos tambos, en la
actualidad ha evoluconado hacia las maletas, conservadoras de plastoform y los
carritos de comida.