2013/05/23


ESPACIO PÚBLICO Y PAISAJE CULTURAL

Del Mega-equipamiento a la Chiwiña

Franklin Ayala Monroy
Ramiro Zalles Pinell


1.      INTRODUCCION

En este último tiempo, en las ciudades bolivianas y específicamente en la ciudad en La Paz, viene presenciando un cambio y transformación paulatina, no solo de la ciudad y sus espacios, sino de su equipamiento urbano como resultado de una serie de fenómenos sociales, culturales y tecnológicos.

Debemos tomar en cuenta la relación entre la modernidad, la cultura urbana, el surgimiento de la esfera pública y el ejercicio de la ciudadanía, está claro que tales transformaciones sientan las bases de una nueva forma de organización social que se traduce en la conformación urbana.

De entre todas estas transformaciones quizás la más notable, dramática y emblemática sea la modificación sustancial del espacio social a causa de la apropiación del espacio público por manos privadas, ya sea por el comercio formal o informal (produciéndose la apropiación de los espacios públicos) o por inversión pública-privada, transformando el rol de este espacio público al dominio privado.

Desde esta perspectiva, La Paz es el escenario de lo imposible, desde una imagen urbana colgada de una geografía accidentada, al paisaje cultural de sus laderas y la apropiación social de su espacio público de formas tan particulares y divergentes que van de la marcha y la protesta a la fiesta y el folclore, del comercio informal al conglomerado de tráfico automotriz y peatones que se mueven por sus estrechas arterias como un espeso fluido.

En este gran teatro, acontece cada día una historia diferente pero similar, la del espacio público como espacio libre, a diferencia de otras urbes, en La Paz, este se transforma en espacio de expresión.

Sin embargo en los últimos años la inversión pública y privada ha impulsado la construcción de mega equipamientos que no son asimilados del todo en el imaginario social del habitante de La Paz. Incrustándose en el tejido urbano más como ostentosos apéndices que como necesarias infraestructuras.

Esta transformación consiste, en la apropiación y la aparición de nuevos espacios que han venido a ocupar el lugar del espacio público, que han pasado a gobernar el espacio social y cultural, afectando con esto la vida cotidiana y el relacionamiento social, otros factores determinantes para esta transformación viene a ser la cultura, el que hacer de la política, y el uso y la aplicación de las técnicas y tecnologías del cuerpo y a esto podríamos decir que se suma el imaginario social

La necesidad de análisis se hace imperiosa, pero desde lo visual y lo fenomenológico, desde el tránsito y la escala humana más que desde el acolchado escritorio en la altura intelectual.  Por lo tanto nuestra estrategia es de inmersión en ese fluido humano que circula por la urbe, para desde allí, poder tener la perspectiva del habitante.

2.      UBICACIÓN GEOGRÁFICA

La Ciudad de la paz se encuentra a 3600 metros sobre el nivel del mar, en una hoyada que abren los valles de varios ríos en medio del altiplano cerca del lago sagrado, por eso se convierte en parada obligada del gran flujo de turistas que ingresan al país. Su temperatura es baja y su clima frío, pero más aún, su geografía ha acomodado el extenso crecimiento que conglomera a más de un millón y medio de habitantes entre El Alto, El Centro y El Sur, convirtiéndola en la segunda metrópoli de nuestro país, pero con características muy particulares que la diferencian de las demás. En este sentido, como señala Roberto Fernández[1], “…lo cultural es indivisible de lo geográfico en Latinoamérica…” y bajo esta óptica geo-cultural, la ciudad de La Paz ofrece fenómenos únicos e irrepetibles.

3.      BREVE RESEÑA DEL CRECIMIENTO DE LA CIUDAD DE LA PAZ

La administración de la Real Audiencia de Charcas, dependiente del Virreinato del Perú, según A. Cuadros[2], estableció las condiciones necesarias para mantener en raya a las siguientes revueltas, afirmando definitivamente la supremacía de la corona sobre los territorios conquistados. Muchas ciudades se fundaron en el altiplano andino, fundamentalmente debido a su condición minera, y poco a poco otras tantas, a lo largo de dos siglos hasta ocupar el oriente del actual territorio nacional.

La estructura implementada por los españoles para el trazado urbano de de las nuevas ciudades fue el más simple, pero también el más efectivo. El Damero español tuvo la posibilidad de implantarse sin las restricciones que tenía en Europa dadas las condiciones de Tabula Raza, que los españoles encontraron en muchos de los lugares de fundación, proporcionándoles ventajas urbanas y militares al mismo tiempo, por un lado el damero permitía un distribución perfectamente equitativa del terreno para los colonizadores, los manzanos de aproximadamente 80 x 80 MT. (equivalentes a cien varas castellanas), fueron divididos en cuatro, generando lotes de 1600 m2, los cuales le permitían al colonizador tener una parcela agrícola que sustente a la vivienda en caso de sitios y revueltas. Por otro lado las Plazas de Armas fueron ubicadas en lugares estratégicos, desde donde fuese posible dominar por completo la ciudad y movilizar tropas rápidamente, las extensas perspectivas generadas por las calles trazadas a cordel permitían divisar al invasor de la ciudad ni bien fuesen traspasadas las murallas de la misma, otorgando ventaja al ejército español que movilizaba rápidamente caballería, infantería y artillería por las calles sin quiebres. Al exterior de la muralla, se extendió como en todas las ciudades españolas, la ciudad de los indios, un asentamiento precario, no planificado, y que creció junto con el esplendor de las ciudades españolas como un apéndice de miseria. Una vez fundada la ciudad española se establecían alrededor de la plaza principal los tres poderes coloniales, el Cabildo, la Iglesia Matriz y el Cuartel de Milicias, fortificada la ciudad mediante murallas y puentes protegidos, las otras órdenes dependientes de la iglesia católica ocupaban tanto la ciudad española como la ciudad indígena, razón por la cual abundan iglesias muy próximas en las inmediaciones de todas las plazas principales de las ciudades fundadas por los españoles.


En cuanto a la ciudad de La Paz, así como a las otras ciudades del territorio americano, la estructura urbana impuesta es evidente hasta nuestros días. Si bien la mayoría de los historiadores asumen el sitio de fundación de la ciudad como la antigua plaza de Churubamba (hoy Alonso de Mendoza), De Mesa y Gisbert[3], atribuyen esta condición a la actual plaza Murillo, para dicha afirmación existen dos razones fundamentales: Primero, se supone que en las inmediaciones de Churubamba existía un asentamiento precolombino, al que si bien la tradición oral le atribuye condiciones muy precarias, en consideración del nombre del sitio “Chuquiyapu Marka”, en alusión al lavado de oro en el río principal del sector, podemos intuir que esta supuesta aldea no fue ni tan pequeña ni tan precaria, razón por la cual los españoles decidieron trasladar el asentamiento principal desde Laja hasta la hoyada paceña, ocupando por lo tanto la rivera oriental del Choqueyapu debido al asentamiento precolombino existente en Churubamba; Segundo, De Mesa y Gisbert aluden a los registros del Cabildo tanto la estructura de damero trazada por el alarife Juan de Paniagua como la cédula real otorgada a los Mercedarios para edificar su iglesia a una cuadra de la plaza principal de la ciudad española.

La ciudad de La Paz fue desde sus orígenes una urbe de tránsito y comercio en el eje económico formado por los puertos, primero de Lima y luego de Arica, convirtiéndose en la escala obligada de productos que llegaban desde la costa a la Real Audiencia de Charcas y la parada de los derivados de la minería en tránsito hacia los puertos del pacífico. Esto les otorgó a sus habitantes el instinto comercial que se ha convertido a lo largo del tiempo, en estrategia de supervivencia y desarrollo económico ante la ausencia de políticas públicas que le aseguren un empleo fijo.

4.      EL ESPACIO PÚBLICO COMO ESPACIO DE EXPRESIÓN

Realizar una reflexión sobre el espacio público obliga a pensar en este como recurso, como producto y como práctica (social, política, simbólica). La apropiación y utilización particular del espacio materialmente y simbólicamente.

De manera curiosa podemos percibir que los espacios públicos, por lo general abiertos, que son resultantes de los espacios del remanente que deja el crecimiento de las estructuras urbanas, pueden convertirse en el instrumento para el ordenamiento de las ciudades a través de su reconstrucción y recualificación.


En el ámbito cultural, este sistema se compone de una variada gama de espacios de diversa definición: usos tamaños, proporciones, tratamientos, características naturales y grados de culturización, etc. Constituyéndose este en elemento relevante, de aquellos elementos que conforman los recursos espaciales y de uso disponibles para la vida social: plazas, calles, parques, etc.

Los diferentes modos a que recurre esta articulación producen calidades espaciales diferentes en términos de paisaje, impacto visual y actividades: desde calles definidas como largos corredores, secuencias de edificios uno al lado del otro, por lo general bastante altos, que sólo pueden dar respuesta a las necesidades del flujo vehicular o un mero desplazamiento peatonal, hasta la propuesta más atractiva de generar circuitos o fluidos, mediante una organización de edificios variada, que genere contrastes entre llenos y vacíos, espacios de transición, etc., donde el estar y el encuentro constituyan una alternativa posible, más aun, en nuestra urbe podemos apreciar que este proceso toma más carácter debido a que como se constituye en el centro político del país, por esto el espacio público se constituye en un elemento vital cultural para la expresión y el encuentro, que va desde la protesta, el comercio y la danza, pero sobre todo, la transgresión.

También la existencia de espacios interiores que, tanto como los exteriores, permiten y/o proponen ámbitos con características físicas aptas para convocar, realizar espectáculos, incluso manifestar, pero sólo los espacios públicos exteriores, son los que garantizan este encuentro colectivo, con carácter libre y gratuito, para la gente, espontáneo, desordenado, efímero  y simultáneo.

5.      LA CONDICION MUTABLE DEL ESPACIO PUBLICO Y SUS APOPIACIONES TEMPORALES

En este escenario, el espacio público adquiere condiciones mutables que alternan diversos usos y apropiaciones temporales a lo largo del día, durante algunos días de la semana y algunas semanas al año. Estas van desde las entradas folclóricas de fechas específicas a las diversas ferias como Alasitas o la de navidad, hasta ferias de comercio de abarrotes que ocupan por días diferentes calles. Culturas y Tribus urbanas que invaden el espacio de lo formal a lo informal (mejor dicho al comercio callejero), junto con la inseguridad ciudadana y la criminalidad luego del término de la jornada laboral y que se prolongan hasta la madrugada.

Entre los ejemplos notables se encuentran algunas calles de ancho de vía estrecho y que trepan por la topografía de la ladera oeste de la ciudad. Su origen comercial se remonta  la década de los años 60 del siglo XX, a partir de este momento y sobre todo por la presencia de equipamientos de transporte terrestre interdepartamental e internacional, como son la Estación del Ferrocarril y la actual Terminal de Buses, proporcionaron la infraestructura necesaria para la llegada y distribución de muchos productos que modificaron la base económica de la ciudad.


Fortalecido el comercio y la exportación con el puerto de Arica, se inicio la llegada de productos importados, especialmente de China, Taiwan y en menor medida desde países vecinos. Esta llegada de productos, sobre todo en el campo textil provocó la caída de varías fábricas dedicadas a la producción de los mismos en las inmediaciones de los equipamientos de transporte antes mencionados. El resultado fue la formación de vacíos urbanos, terrenos vagos y residuales que redujeron considerablemente la actividad de la zona y que, a la larga, marcaron también el abandono del ferrocarril cuando el contrabando de estos productos se hizo más eficiente por el transporte pesado de camiones.

El flujo de este contrabando se asentó en las proximidades de estos equipamientos de transporte sobre la ladera oeste. Se iniciaron como tiendas pequeñas en algunas viviendas conglomeradas por clanes familiares y poco a poco fueron ocupando estas calles hasta hacerlas inaccesibles al paso vehicular, en la actualidad su frecuencia de uso vehicular se ha reducido a uno o dos días a la semana, que coinciden con la llegada de productos hacia los numerosos depósitos de la zona, el resto del tiempo estas vías se han peatonalizado y en el medio de las mismas se ubican puestos de venta fijos, que han sido adquiridos a las asociaciones civiles de los comerciantes a un costo muy elevado.

La efectiva práctica comercial pronto invadió calles aledañas que otorgaron servicios complementarios al contrabando, completando la venta de electrodomésticos con víveres, alimentos, servicios y otros que hacen de este sector de la ladera oeste una zona comercial compacta y densa, en donde las reglamentaciones urbanas de tráfico y circulación se han visto obligadas a adaptarse y asimilar los fenómenos socioeconómicos existentes.

No obstante esta apropiación, que de inicio fue efímera y ahora es permanente, trasciende estos límites y ocupa en la actualidad diversas arterias importantes del centro de La Paz convertidas en un comercio informal flotante que ha rebasado los mecanismos de control y finalmente ha sido asimilado dentro de un “régimen impositivo simplificado”, que “legaliza” a medias su condición mediante el pago de un impuesto simbólico asignado al sector gremial, en el cual se refugian los contrabandistas y sus distribuidores, colocando en una misma categoría a la vendedora de dulces y al comerciante de refrigeradores, lavadoras y televisores. Por supuesto el resultado espacial es una ocupación informal e irregular de las vías de la ciudad.

Sin embargo la manifestación más importante de esta apropiación mutable del espacio público se encuentra en la ciudad de El Alto, en ella durante dos días a la semana, los jueves y domingos, cientos de calles que cubren millones de metros cuadrados son ocupados por el comercio libre más importante de Latinoamérica. Sobre la Avenida 16 de julio y muchas cuadras a su alrededor se encuentran muchas calles especializadas en el comercio de artículos tan insignificantes como pernos y tornillos, pasando por la ropa usada americana hasta la venta de automóviles, buses y camiones.

Como refleja una nota de Mónica Oblitas en de “El Deber” de Santa Cruz, domingo 22, julio de 2007:

La feria de la zona 16 de Julio, en El Alto, se encuentra ubicada sobre el lugar de mayor espiritualidad de los Andes: un eje de líneas desde Potosí, Tiwanaku, el lago Titicaca y Cusco. La afirmación, hecha por el sociólogo alteño Simón Yampara, es parte de un libro que recientemente se publicó con el apoyo del PIEB y quiere explicar un poco el porqué de esa atmósfera tan singular que envuelve al mayor mercado del país.  Cada jueves y domingo, miles de personas suben las laderas de ‘la hoyada’, o llegan a través de las enredadas calles alteñas a lo que se ha convertido en uno de los más afamados atractivos turísticos que tiene la metrópoli aymara: 'la 16', como popularmente la llaman.

Tamaño
La feria abarca 335 hectáreas y está ubicada en la zona 16 de Julio de la ciudad de El Alto. Es la más grande del país.

Rutina
Funciona desde la década de los años 60, pero fue en los 80 que se acrecentó. Hoy en día concentra a casi 40.000 comerciantes, la mayoría mujeres, que llegan también desde el interior del país. No tienen una organización que los aglutine y vanos han sido los intentos de las autoridades por ordenarlos.

Horarios
Se arma los jueves y domingos. Empieza temprano, casi de madrugada, y se acaba hasta entrada la noche.

Origen
Tiene su origen en los tambos de la Colonia, donde además de los alimentos, también se vendían otros productos. Aunque no es muy frecuente, aún se da el trueque entre los mismos vendedores
.[4]

6.      LOS MEGA-EQUIPAMIENTOS, LA ABANDONADA EXPRESIÓN DE LO PRIVADO

En el diario transcurrir, el hombre necesita tener noción de su posición con relación a lo que lo rodea, necesita tener sentido del lugar que le permita reconocer su pertenencia. Este sentido de pertenencia, identidad es compartido con los demás y en todas partes.

Pero, en el vertiginoso cambio que se ha producido en el centro y la periferia de nuestra ciudad, bajo esa visión globalizante de agente urbano, está transformando también una visión y forma de vida de la ciudad occidental aymara, con equipamientos que han cambiado principalmente la escala de la forma cultural del hacer del comercio transformando escalarmente el uso de la chiwina artesanal, los mercados indígenas, a una mega estructuras importadas o como algunos las denominan formas neoliberales, que en nuestra ciudad han marcado una nueva época en el desarrollo y principalmente de la forma de vivir del otro gran numero mayoritario de habitantes de visión.


Las modificaciones producidas han sido tan sustanciales en algunos casos interrumpieron la comunicación normal entre los espacios públicos y su comunidad:

El proceso de desarrollo y el crecimiento desmedido de edificaciones ahora con mayor altura y con importantes densidades, en horas pico y vacio posterior; ritmo acelerado de la actividad, alto tráfico, tendencia a la tugurización del centro y sub-urbanización de la periferia; privatización, segregación, descuido, inseguridad y abandono.

La tendencia a la privatización y segregación, aislamiento por inseguridad de algunos sectores de la comunidad haciéndose eco de una concepción privatista de la vida urbana, no sólo ha contribuido a mermar la participación del espacio público en algunos casos, sino también en la conformación de una identidad colectiva de los habitantes de esta ciudad sino que ha aumentado, por su percepción de vacio e inseguridad, perdiendo por ende su significación.

En esto, resultamos responsables todos los actores: desde la reacción de los planificadores que llegan con normativas a rezago de estos cambios, cuando en realidad debieran anticiparse; la gestión pública que escasamente se hace cargo de estos espacios; la imposición de privilegiar el dominio del vehículo por sobre los peatones privando el desarrollo de actividades propias de lugares como plazas y parques simplemente porque en estas condiciones resultan inaccesibles; las comunidades que consideran que estos espacios son patrimonio del Estado y no reconocen su propia participación en el diario "hacer" de la ciudad.

Es en este panorama que aparecen en la ciudad grandes equipamientos, Mega equipamientos que la globalización implanta en todas las ciudades de crecimiento acelerado y que al sobrepasa el millón de habitantes se convierten en bisagra económica de gran escala.

Estos equipamientos genéricos, son conformados principalmente por tres componentes básicos, la playa de estacionamientos (o su equivalente, el parqueo en varios pisos), el patio de comidas y el multi-cine, al cual se suman locales comerciales de diferentes tamaños que son alquilados a precios mucho más elevados que los de la zona. Recientemente en La paz y en otras ciudades de Bolivia se han construido estos Complejos Comerciales que aglomeran a las familias durante el fin de semana, y a una gran cantidad de jóvenes durante el resto de la semana.

Sin embargo, la efervescencia económica parece ser solo aparente, entre las señales de esta burbuja económica se encuentran los cambios de políticas de uso y funcionamiento en corto tiempo, por ejemplo, desde su inauguración, muchos de estos equipamientos ofrecieron sus estacionamientos sin costo, sin embargo a los pocos meses se dieron cuenta de que muchos de sus visitantes, especialmente los más jóvenes, solamente iban de paseo, se estacionaban durante horas y no consumían absolutamente nada, como consecuencia se inició el cobro por el uso del parqueo, siendo este tal vez tan efectivo económicamente como la principal atracción que es el multi-cine. Otro de los indicadores de la burbuja económica es el hecho que durante la semana, el personal de diferentes entidades financieras y servicios que ofrece el equipamiento, almuerzan en el mismo, pero no consumen alimentos en el patio de comidas, llevan sus propios alimentos y los consumen en las mesas del mencionado patio. Por otro lado, las funciones de cine se llenan el fin de semana y los días de promoción, el resto de la semana uno puede asistir a una función casi privada por la ausencia de público.


Todo esto demuestra un comportamiento por demás intrigante, sobre todo considerando que por lo menos en La Paz, el Megacenter ocupa terrenos de propiedad del Ejército en comodato por 30 años, luego de los cuales pasará la tutela a su propietario inmobiliario, ¿será posible que antes de esos 30 años este equipamiento quede abandonado?, y si es así, entonces, ¿Dónde está o a dónde va el supuesto beneficio económico?, sobre todo considerando que el mismo consorcio internacional planea la construcción de otro “Mega” en la ciudad de El Alto.

Pero, además de estas iniciativas privadas, en otros sectores de la ciudad se han construido versiones más modestas y sencillas de equipamiento de abasto bajo la iniciativa pública. Recientemente el Gobierno Municipal ha concluido la construcción de 2 grandes mercados, el nuevo Mercado Lanza y el Mercado Camacho.

Ambos equipamientos tuvieron un prolongado tiempo de gestación, se desarrollo la negociación con los comerciantes en paralelo a la construcción de los mismos, sin embargo, a pesar de la imponente magnitud y derroche arquitectónico, aparentemente también generan una burbuja económica que puede reventarse fácilmente. Como indicadores de esta sospecha podemos mencionar por ejemplo que los puestos comerciales fueron vendidos a costos por demás elevados a los gremialistas, más o menos a razón de 1000 $us/m2, por otro lado, cada puesto debe tener un medidor de electricidad independiente y cancelar su consumo además de una cuota de mantenimiento. Pero lo más llamativo es el hecho de que estos equipamientos se encuentran vacíos la mayor parte del día y de la semana.

Una vez más surgen las dudas, ¿será que los puestos comerciales cerrados solo se usan como depósitos del comercio informal en las calles?, ¿Por qué se encuentran vacíos los locales del patio de comidas?, o es que el comedor popular tiene evidentes ventajas sobre el mismo por costos y ubicación, y finalmente, ¿era realmente necesaria la construcción de estos mega-equipamientos?, o fue mera coincidencia que ambos se pusieran en funcionamiento muy cerca de las elecciones municipales, junto con los puentes trillizos y otras obras de gran envergadura.

7.      LOS MICRO-COMERCIANTES, LA EFERVECENTE EXPRESIÓN DE LO PÚBLICO

A la sombra de estos mega-equipamientos circulan los comerciantes informales y las enormes cantidades de compradores callejeros que sostienen esta actividad económica. Tradicionalmente ubicados en Chiwiñas[5], estos comerciantes han territorializado el espacio público y la calle, adueñándose de ella y ocupándola de manera itinerante pero persistente en el tiempo. La vitalidad de estas estructuras temporales, que contrastan con la infraestructura de los nuevos mercados, multi-cines y plazas de comida, hace de la calle el mayor mercado y el más eficiente.

La ausencia de datos sobre el sector informal hace que en el “régimen simplificado” se escondan grandes comerciantes del contrabando, sin embargo, este comercio flotante va desde la tradicional Chiwiña, a los niños que suben en los micros para vender dos dulces luego de desplegar un elaborado discurso.

Entre este comercio es por demás interesante la temporalidad ligada a la ocupación espacial, por ejemplo, en otra calle comercial de la cuidad, la Tumusla, existe de manera manifiesta un fenómeno itinerante mejor identificado que en otros sectores. Allá se ubican desde horas de la madrugada las llamadas “mañaneras”, comerciantes al por mayor que ocupan esta calle hasta la salida del sol y un poco más, comercian con las mismas vendedoras del sector y con la gente que sabe de sus ofertas y se aproxima para obtener mejores precios, luego abandonan el mismo y ceden el espacio a las vendedoras “oficiales” de la calle. Pero entre ellas también se da una rotación interesante, ya que durante algunas horas de la mañana se ubican en los puestos las vendedoras de mayor edad, las abuelas, luego son remplazadas por la generación siguiente, las hijas, que ocupan el puesto en horas de la tarde y finalmente, cerca del atardecer aparecen los varones en compañía de algunos de los hijos. Es decir que, en los roles de la familia esta ocupación espacial también juega un papel importante en la definición de las labores y responsabilidades dentro de la actividad económica principal.

8.      LA ECONOMIA URBANA Y LA SUPERVIVENCIA DIARIA

Mientras el modelo de privatización se reproduce y es aceptado en el contingente humano, origina y hace que se vaya  aumentando la concentración del espacio comercial, la calle en este caso cambia su rol y se privatiza la economía pequeña aflora desmedidamente.

El espacio público que se materializa con la edificación del entorno, se sostiene con su calidad ambiental y usos, los cuales deben estar garantizados por la gestión pública y la comunidad que se apropie de él, aún en su confusión rica y desordenada, expresión de la convivencia.
Los espacios públicos legítimos, aquellos que son producto de sus residentes, de imagen propia a lo largo de sus tiempos, necesitan de la comunidad que se apropie de ellos en la nueva visión humanizada de la ciudad y no así en el impune y desmedido usufructo comercial.

En el mejor sentido, la comunidad que se apropia del espacio público de su ciudad, lo cuida y transforma como propio o bien público. Es en este espacio público transgredido en donde la movilidad de personas y recursos adopta estratos definidos como sistema de aprovechamiento masivo de las potencialidades del territorio.


Por lo tanto, aquella práctica inicial de supervivencia ante las asimetrías económicas de los modelos neoliberales, es enfrentada desde la articulación de diversos estratos productivos y servicios ofertados en la búsqueda del intersticio más que del nicho de mercado, obteniendo un micro modelo económico altamente resistente a las burbujas de la economía globalizada.

9.      CONSIDERACIONES FINALES, ¿LA CIUDAD COMO PISO ECOLÓGICO?

La particularidad del habitante del occidente del país, deriva de la vivencia de su cultura, las formas de vivir y convivir, estas claramente delimitadas por una condición de escalaridad y temporalidad que en la mayoría de los casos obliga a la búsqueda de mejores condiciones, determinadas por la ubicación geográfica o el nivel de piso ecológico. La mirada está dirigida a un mejor aprovechamiento de las partes bajas pero siempre alimentadas del alto, este progresivo descenso denota el progreso, pero este descenso paulatino está fuertemente ligado a su sentido de pertenencia e identidad.

En este sentido la apropiación de la ciudad es similar a la que se dio durante el periodo precolombino en diferentes civilizaciones como la Tiwanakota y la Inca, el aprovechamiento del estrato diferenciado como piso ecológico. Durante el desarrollo de estas culturas este movimiento comercial, de abasto y por supuesto, político fue uno de los componentes claves en el desarrollo expansionista de ambas culturas. Este mismo tipo de aprovechamiento estratificado se presenta hoy en la ciudad mediante una movilidad metropolitana campo-ciudad y a nivel de metrópoli en una movilidad entre diferentes zonas, que coinciden con este criterio de fortalecimiento económico mediante la diversidad de pisos. Es por esto que las clases media y en especial los comerciantes, mueven sus bienes entre diferentes propiedades de El Alto, el Centro y el Bajo, más aún, en los últimos años se viene dando un fenómeno de repetición de la economía “informal” en los sectores más formalizados del comercio de la zona sur.


Por lo tanto podemos afirmar que estas formas de apropiación espacial, son en resumidas cuentas, mucho más productivas y eficientes que los mega-equipamientos de inversión público-privado, porque se adaptan mejor a este contexto geo-cultural marcado por la estratificación preexistente, reforzada por el instinto comercial innato a las clases medias. Es más, podemos afirmar que el modelo andino de apropiación, se expandirá sin mayores problemas a las tierras bajas, fundamentalmente porque el criterio de “piso ecológico” mantiene intercambio y comunicación constante entre grupos gremiales y clanes familiares, cuyas potencialidades trascienden países y fronteras en afán de superación.
10.  BIBLIOGRAFÍA

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FERNÁNDEZ, Roberto; “El Laboratorio Americano”; Editorial Biblioteca Nueva, Madrid-España, 1998
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VILLANUEVA, Emilio; BEDREGAL, Juan; “Motivos Coloniales”; Facultad de Arquitectura, Artes, Diseño y Urbanismo - UMSA; La Paz-Bolivia, 2006 


[1] FERNÁNDEZ, Roberto; “El Laboratorio Americano”; Editorial Biblioteca Nueva, Madrid-España, 1998
[2] CUADROS, Álvaro; “Ciudad y Territorio”; Asociación de Ex Becarios en Holanda, La Paz- Bolivia, 1994, Capítulo 2, Pag. 55
[3] De MESA, José; GISBERT, Teresa; “Monumentos de Bolivia”; Editorial Gisbert; La Paz-Bolivia; 2002, Cap. 3 , pag 63
[4] http://www.eldeber.com.bo/extra/2007-07-22/nota.php?id=070720231023
[5] Estructuras temporales para el comercio de diversos productos que se arman en pocos minutos y que están compuestas por 2 soportes de fierro tubular en forma de cruz cubiertos con una lona y que se apoyan, a manera de sombrilla, con un soporte central en dos o más piedras sobre el suelo, esta forma tradicional de comercio que originalmente tenía soportes de madera y que se armaba sobre un awayo en los patios de intercambio de los desaparecidos tambos, en la actualidad ha evoluconado hacia las maletas, conservadoras de plastoform y los carritos de comida.




1 comentario:

  1. Excelente y trabajo que ayuda a continuar con la investigación revalorizando nuestro hermoso patrimonio cultural de la ciudad de La Paz

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